Destapa una cerveza

A lo largo del día llaman a mi puerta diferentes personajes: mormones, testigos de Jehová, el cartero, vendedores, vecinas metiches, aboneros, cobradores, encuestadores el velador y diferentes sujetos que andan por el barrio realizando sus actividades diarias.

Dentro de esa ruleta de visitantes se encuentra Rubén; íbamos juntos en la primaria y lo dejé de ver algunos años, hasta que hace poco se apareció a mi puerta.

Desde entonces ha tomado la bendita costumbre de tocar a la puerta una vez, de vez en cuando, dependiendo el día, pero cuando ya me estoy olvidando de su última visita, entonces aparece nuevamente.

Cuando salgo a abrir se pone a platicarme lo de siempre, me cuenta que anda crudo, sin lana y sin chamba también, anda eriso. Me dice arrastrando la lengua que su esposa lo dejó y se llevó a sus hijos y no los ve desde hace varios meses. Dice con esas palabras que diario anda torcido y no se ha podido alivianar.

Le gusta amenizar la platica recordándome algún episodio penoso de nuestra infancia, como cuando nos íbamos de pinta al cerro, o cuando aprendimos a fumar, mientras tanto yo estoy con la idea de terminar lo más pronto nuestra disfuncional plática para volver a mis actividades. De repente se arma de valor; hay veces que alcanzo a notar un escalofrío que recorre su espalda, voltea a verme con ojos de borreguito a medio morir y con voz temblorosa me dice que vayamos por una cerveza.

Por lo regular son días laborales, horarios de oficina, así que me niego a la tentación, y me sugiere que con alivianarlo a él es suficiente, o sea, abriéndome del plan, supongo que desde un principio ese era su objetivo, qué le vamos a hacer, si sólo me quiere por mi cerveza.

La mayoría de las veces la verdad no le doy dinero, hay días que tengo cervezas sobrantes de alguna reunión pasada y ahí si me pongo la del Puebla, pero generalmente se va con las manos vacías, supongo que no es una gran decepción para él.

Estoy seguro que tú conoces a un “Rubén”. Te invito a que escuches “Loco destapa una cerveza”. Cumbia callejera con “La Obsesión de los Emba”, el sabor de nuestro barrio y con calidad internacional. El ritmo que está de moda entre los más jóvenes pero los no tan jóvenes también van a querer bailarla. Escúchala y me dices si te acuerdas de tu propio “Rubén”.